SINOPSIS:El primer capítulo (A todo gas) trajo a la pantalla el mundo clandestino de los coches tuneados en Norteamérica y las peligrosas carreras callejeras de la ciudad de Los Angeles. El segundo capítulo (2 Fast 2 Furious. A todo gas 2) contaba una historia de redención en la que se mezclaba el blanqueo de dinero en Miami y las carreras más sofisticadas con vehículos disponibles sólo para quien tuviera una fortuna para gastarse en ellos. En este tercera parte llegan nuevas carreras, más veloces que nunca, en los circuitos más peligrosos del mundo. El excitante, prohibido e hipercinético mundo clandestino de Tokio. La última moda surgida del Japón está a punto de conquistar el mundo, vuelta a vuelta. Es un universo de adolescentes marginales que viven volcados en el explosivo deporte de las carreras callejeras, muy implantado en el submundo de la capital nipona: un territorio prohibido en el que se adentran coches calientes y chicas sexy. El drifting es una forma de conducir específicamente japonesa en la que el piloto debe exhibir su técnica a altas velocidades: exhibir control en una situación de total descontrol es más importante que llegar el primero a la meta. Para Sean Boswell (Lucas Black), las carreras callejeras suponen una vía de escape de un hogar infeliz y un entorno superficial. Pero su conducción temeraria le ha vuelto muy impopular con las autoridades locales. Tras sufrir un nuevo accidente, y para no acabar en la cárcel, se aviene a marcharse a vivir con su padre, con el que ya no tenía apenas relación, en su destino militar en Tokio.